En mi vida, al menos hasta el momento, he tenido que tomar, principalmente, y con foco en el entorno profesional de la Criminología, 4 duras pero importantísimas decisiones.
Decisiones que, en mi caso, he tenido la suerte de poder acabar resolviendo bastante joven, y que creo que tú también deberías plantearte si aún no lo has hecho (no, por favor, no esperes a que llegue el último año de la carrera para hacerlo.
Si es lo que estás pensando, es una de las peores cosas que puedes hacer. Los «ya habrá tiempo para pensar en eso» han hecho, y te harán, mucho daño, créeme).
Esta es una pregunta muy fácil o muy difícil, dependiendo de la persona a la que le preguntes. Puede que toda tu vida hayas querido entrar a Fuerzas y Cuerpos de Seguridad opositando, y que así siga siendo «para siempre de los siempres»; puede que entres en la carrera y descubras el sector privado, cada vez más extenso, y cambies de idea; o puede que, directamente, empieces opositando y descubras que no es lo tuyo. ¡A saber!
Yo-ahí-no-me-meto.
Cada persona tiene sus intereses y sus objetivos, que además pueden cambiar a lo bestia de un año a otro. Lo único que te pido es que cuando respondas a esta pregunta te informes BIEN. Que consideres todas las opciones a uno y otro lado con fuentes distintas (eventos, ponencias, tipos de empleo, condiciones laborales, etc.).
Así, incluso aunque te acabes arrepintiendo en el futuro, sabrás que no te has equivocado por no prestar la debida atención a los pequeños detalles (el sentimiento de «culpa» es uno de los mayores lastres que te puedes echar a la espalda cuando empiezas a ver al tiempo correr en tu contra).
Pues te los voy diciendo… (para qué esperar). Yo los separé en: Seguridad Privada, Delincuencia Económica, Ciberseguridad y Análisis de Inteligencia/ciberinteligencia. Sectores con potencial y crecimiento actual, que te valen tanto para emprender como para trabajar por cuenta ajena.
Hablaría un poco de cada uno, pero me gustaría terminar el artículo hoy. Si eso, y por hacerme un poco de autopromoción clandestina, te invito a echar un ojo al blog de Sec2Crime.
En mi caso hago las dos, a la vez. Pero, ¿cuál es «mi caso» y cómo sabes si es aplicable al tuyo?
Pues si quieres empezar a emprender sin renunciar a una estabilidad económica, sin apenas costes que hagan temblar tus ahorros y no te intimida tener que currar más de 8 horas al día o «pegártela» unas cuantas veces a la semana, principalmente.
Además, siempre te queda la opción del «intraemprendimiento«. Trabajas para una empresa pero das de comer periódicamente a tu pasión por la creatividad y la creación de nuevos proyectos.
Ojo, que no es mala opción.
Con todo esto quiero decirte que no busques como excusa el «todo o nada». Eso de asumir el riesgo y poner el foco solo en uno de tus dos mundos (tu potencial empresa o tu trabajo) no tiene por qué aplicarse siempre necesariamente, y menos cuando estás en tus inicios (¡SÍ a tirarse a una piscina medio llena, NO a una totalmente vacía!).
Esta me hace gracia hasta decirla. Porque, siempre que lo hago, presumo que muchas personas que la lean dirán, «vaya tontería, está claro que la segunda». Porque al ver la palabra «directiva» nos viene a la cabeza una pirámide jerárquica con muchos ceros y unos en la que los puestos directivos siempre parecen la mejor opción.
¡No! No todos los perfiles son iguales, ni a todas las personas les gusta dirigir equipos, liderar proyectos o negociar contratos de alto nivel. Lo cierto es que puede gustarte mucho más el terreno operativo, realizar análisis, producir informes o cualquier otra actividad relacionada.
Por todo ello, verás que las respuestas a estas preguntas, entre otros motivos, tienen el fin de ayudarte a CONOCERTE, abandonando los prejuicios, los «siempre ha sido así» y las ideas preconcebidas.
Saber qué tipo de cosas deberías preguntarte para ir allanado el camino hacia tu «futuro ideal» mola, para qué nos vamos a engañar.
Creo que coincidiremos en la idea de que cuando acabas algún tipo de formación de unos cuantos añitos tiendes a pensar que es suficiente con lo que tienes encima, como para además tener que salir de tu zona de confort y ponerte a hacer «tonterías» fuera de clase.
Cometemos el error de pensar que las cosas llegarán solas al estar «taaan preparados». Y no. Siento ser portador de malas noticias.
En fin, que, al menos a mí, me vendría muy bien poder volver al pasado y adelantarle estas preguntas a mi yo recién graduado. Creo, de hecho, que lo primero que me diría es: «eh, tú, espabila; que el tiempo corre».
Para crecer rápido, que es lo único que te puede abrir poco a poco la puerta de acabar haciendo lo que te gusta, cuando te gusta, e incluso jubilarte cuando te de la gana, tienes que funcionar distinto al 99% de la población. Cuanto antes te hagas las preguntas adecuadas y TE CONOZCAS, antes empezarás a hacerte otro tipo de preguntas y seguir avanzando.
Y hay preguntas que, por fáciles que suenen, no se responden rápido. Ni mucho menos.
Tu edad es un número. Tus años de experiencia, son un número. Pero tu verdadero valor reside en el número de respuestas que consigues. Punto.
David García Marín
Bueno, que me enrollo. Podríamos desarrollar estas ideas hasta la saciedad, pero prefiero hablarte de algunos medios para conseguir tus fines; en concreto, para poder encontrar respuesta a las preguntas clave de este artículo:
¿Que hay mucho más que decir y otros factores que influyen pero no se han mencionado? Sí.
¿Que hay una casuística infinita que impide aplicar algunas explicaciones de este artículo a todos lo casos? Sí.
Pero, ¿que tienes que entender que el tiempo corre, que tu formación más extensa no determina inevitablemente tu futuro y que tienes que hacer mucho más de lo que crees en un principio si quieres conseguir objetivos ambiciosos? SÍ.
Como estoy escribiendo todo esto desde el móvil y ya se me resienten los pulgares, creo que es mejor que te suscribas a la Newsletter y dejemos para otra ocasión profundizar en los «medios para conseguir los fines»…
También te espero por mis redes sociales y profesionales (por favor, si has llegado hasta el final no me digas ahora que aún no tienes LinkedIn…).
Termino con una reflexión muy sencilla pero muy top, ya que estamos, y que viene de diez para que recuerdes eso de valorar más los objetivos a largo plazo:
"Aprende a valorar una gratificación retardada por encima de la inmediata porque te ayudará a tomar mejores decisiones, entiende que los cambios importantes requieren de tiempo, y no confundas acelerar las cosas con buscar solamente el resultado a corto plazo".
Del libro "Crece y hazte rico", de Romuald Fons.
Ciao!